sábado, 25 de junio de 2011

Proyecto Bolivariano



 Para que al Reformismo se le comience a “acabar la cabuya”, se requiere: 1.- de mucha astucia y convencimiento de que es posible hacer frente a las posiciones mas retrógradas dentro de las filas del "chavismo", 2.- ganar espacios para revindicar construcciones colectivas más democráticas y éticas, 3.- lograr sortear las artimañas que, basadas en la manipulación y el desprestigio, buscan frenar las propuestas más progresistas y radicales para avanzar en la construcción del Proyecto Bolivariano rumbo al socialismo.

En el combate por ganar los corazones y las mentes de la gente, la ventaja la tiene, no sólo el que tenga la razón, si no el que tenga la fuerza para imponer la razón. Por lo tanto, en el caso que nos ocupa, la acumulación de fuerza se basa en ganar espacios, contar con recursos, incrementar la organización popular y contar con una vanguardia consecuente. Los trabajadores y miembros de las comunidades tendrán mayores posibilidades de romper las resistencias de la cultura burguesa 4to republicana, en tanto que, la razón de esa fuerza tenga como pilares la conducta ética y revolucionaria, la contraloría social, la gestión eficaz, eficiente y sustentable.

Se debe advertir que en iniciativas como las 3R's y 3R's2 poco debemos esperar de las estructuras del Estado burgués aun existente donde predomina la lógica del burocratismo enraizado que entorpece el fortalecimiento de la transición socialista.

Una acción injerencista o desestabilizadora por parte del imperialismo o de algún alfil en la región (Colombia) puede incidir en cambiar radicalmente el estado de cosas y movilizar a las grandes mayorías para superar las adversidades (como sucedió entre los años 2002 al 2004). Inclusive, en caso de enfrentar alguno de esos supuestos, tampoco es garantía de grandes saltos organizativos, o de conciencia, porque dependerá de la influencia de las corrientes (reformistas o revolucionarias) en el mando político para el desarrollo de las estrategias de la revolución.

Por lo tanto, si las corrientes quienes exhiben el control del Partido y del Estado persisten en la idea de consolidar o profundizar sus cuotas de poder como prioridad, los efectos en la revolución serán devastadores en el tiempo.

El presidente Chávez es expresión y consecuencia de fuerzas acumuladas; de tendencias en conflicto dentro y fuera del Proyecto Bolivariano. En este escenario, entonces ¿cómo consolidar poder realmente popular desde el movimiento revolucionario?


En la lucha por derrotar las bases ideológicas del capitalismo, en su expresión reformista, el combate práctico debe diagnosticar la fuerza acumulada o por acumular, así como la moral, los principios, la esperanza y la teoría que encierra la razón.

En el asunto de la fuerza, pueden haber cuotas de poder político y económico asociados a decisiones que se tomen por ser dirigente del partido y/o del gobierno, pero el apoyo de las masas se balancea en favor o en contra según cómo “perciban” la satisfacción de sus expectativas y necesidades. Los que realmente producen la riqueza, votan, consumen son los que ponen el carro de la historia a andar: campesinos, estudiantes, obreros, mujeres oprimidas, indígenas y afro venezolanos excluidos.

Esa fuerza llega a ser determinante en el impulso que moverá la balanza en la lucha de clases y que debe asociarse con la premisa para hacer revolución de Simón Rodríguez:

“La fuerza material está en la MASA y la fuerza moral está en el MOVIMIENTO.”

Se podría ejemplificar algo así como: si los obreros se organizan y se alzan, el patrono no se enriquece, para el campesino y el latifundista, igual resultado, ¿y si en los organismos del Estado los trabajadores se organizan y se alzan contra quien los domina les saca provecho, ¿puede seguir beneficiándose ese grupo o funcionario a costillas de la subordinación de estos trabajadores?

La clave está en cómo organizarse y alzarse, porque bastantes alzados en sindicatos de la IV hay en nuestras instituciones que se aprovechan de las desventajas y deficiencias en la gestión para generar un saldo político a favor de la desmovilización o en la suma de adeptos que, descontentos por diversos perjuicios recibidos, se prestan a planes que, diseñados y monitoreados en el exterior, atentan contra nuestra soberanía y la integridad de cada ciudadano en Venezuela.

Organizarse y alzarse dentro del movimiento revolucionario (dentro del PSUV en particular) para radicalizar su rumbo, ha de tener algunas condiciones mínimas:

- Una práctica ética socialista y de estudio permanente,

- Una Dirección basada en la construcción colectiva,

- Se prohíbe y rechaza el separatismo y el sectarismo,

- Las diferencias no deben desarrollarse sobre confrontaciones viscerales,

- Recordar que la acción de choque (o vías de hecho) debe ser siempre el último recurso; al fin y al cabo, hablamos de personas “en nuestras filas”.

Dentro de estas condiciones, ¿cómo reconocer la vanguardia que orientará el rumbo?

abrahan19@hotmail.com


Para frenar las tendencias conservadoras en las instituciones del Estado, la propuesta debe ir hacia “hacer sentir” un contrapeso, respetado, temido o simplemente reconocido por el peso institucional; ese contrapeso debe expresarse en colectivos y dirigentes que gocen de legitimidad moral y política (no sólo la electoral o asamblearia):

Legitimidad moral: L@s Compañer@s de actividades comunitarias o laborales reconocen que hay referentes que predican y practican cuál es el camino al socialismo. Más que ahondar en este punto, refiero el ejemplo del Che Guevara.

Legitimidad política: La capacidad de levantar en su momento la disposición para movilizar a compañer@s en diversas formas con el fin de expresar su posición política respecto a la coyuntura internacional, nacional, regional, local, comunitaria, vecinal, laboral, intergrupal, etc.

Estas legitimidades, particularmente en las instituciones del Estado, pueden reconocerse separadamente, pero no es fácil identificarlas en la misma figura. Y es que dentro de lo complejo del Estado y su ideología, la institucionalidad misma presiona para que quien llegue al “cargo”, se le reduzca al máximo su capacidad de acción revolucionaria y se comporte como un “malabarista” entre intereses en conflicto.

Ante escenarios tan enredados, los que asuman la vanguardia moral y busquen ser ejemplo del camino a seguir, deben demostrar que sus subjetividades responden a una conciencia política clara en cuanto a objetivos estratégicos y a metas históricas que enfrentan intereses de clase antagónicos, contradicción que no está presente con el vecino escuálido del barrio, ni con el jefe reformista que vive de la estructura del Estado y de las relaciones que encierra.

El solo hecho de dinamizar el cierre del abismo existente entre cargos de dirección y bases laborales para desarrollar y establecer mecanismos de contraloría social, evaluación del modelaje ético y una gestión eficaz, eficiente y sustentable bajo una política institucional y práctica laboral consecuente, es de por sí, una tarea tan grande como el Pico Bolívar. Las oportunidades brindadas por Chávez, lo colocan como el gran dirigente de nuestro tiempo, pero el superar las pruebas es salvar la revolución, profundizar la Construcción del Proyecto Bolivariano, brindar más luces al planeta sobre cómo salvarse y consolidar el empuje de los pueblos del mundo a la revolución mundial.

“Guerra a muerte contra la contrarrevolución burocratrica”

abrahan19@hotmail.com

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